¿Es necesario desarrollar tecnología para innovar?
Si consideramos que innovar en el campo educativo es renovar la práctica pedagógica, como lo sugiere alguno de los recursos que consultamos en esta actividad, entonces podemos asumir también que innovar depende enormemente del contexto donde se pretenda ejecutar la innovación. Debo confesar que, durante mucho tiempo al escuchar el término innovación educativa, lo primero que venía a mi mente era la creación de nueva tecnología. Honestamente, hoy por hoy no estoy de acuerdo con ese supuesto. Considero que una parte muy importante de innovar es utilizar recursos de forma creativa, como también lo sería implementar alguna solución inédita en el contexto donde se pretenda resolver una problemática. Lo que quiero decir es que para innovar no es necesario contar con tecnología de punta, y me atrevería a especular que sería posible innovar incluso sin tecnología de por medio. No obstante, dado que nos encontramos inmersos en un curso del doctorado en sistemas y ambientes educativos, sería un tanto irónico hablar de innovación sin tecnología. Pues bien, si hemos de discutir la innovación educativa apoyada por tecnología, podemos argumentar nuevamente que esta no es dependiente ni del desarrollo de nueva tecnología, ni de la adopción de tecnologías sofisticadas. Y es que, para que un cambio o renovación de la pedagogía apoyada en la tecnología tenga sentido, es imprescindible tomar en cuenta uno de los aspectos más cruciales del diseño y planeación de la instrucción que un docente debe considerar: el contexto. Ante el cambio que la educación remota de emergencia ha implicado para la educación en todos los niveles educativos ante la contingencia sanitaria por COVID-19, lo que se ha requerido es precisamente que los docentes al rededor del mundo, tanto en contextos privilegiados como en contextos que no lo son tanto, es que renueven su práctica para incluir herramientas tecnológicas que los ayuden a realizar su labor a la distancia. En este caso, innovar requiere adoptar tecnologías que sean accesibles a los docentes, pero sobretodo a los estudiantes. Tecnologías que más allá de lo novedosas que puedan resultar en uno u otro contexto, deberán ser un apoyo al quehacer docente con miras al logro de objetivos de enseñanza y de aprendizaje. Debido a esto, antes de poder elegir qué herramientas utilizar, debemos cuestionarnos qué queremos que lograr a través de ellas, qué queremos que nuestros alumnos aprendan, e incluso qué consideramos aprendizaje. Un valioso recurso para tomar este tipo de decisiones es un blog creado por estudiantes de la Universidad de Massachusetts Amherst, en el cual se presenta una amplia gama de herramientas tecnológicas que pueden utilizarse en el ámbito educativo. Algo interesante de su blog es que las herramientas están divididas en distintas categorías, y que además para cada herramienta hay una entrada que da una descripción de ella, la valora e incluso indica en qué teoría o principios de aprendizaje se basa. Esto empodera al docente al darle la libertad de seleccionar las herramientas que sean más adecuadas a su propio estilo y principios de enseñanza.
No identifico desde aquí el nombre, pero igual hago mi comentario.
ResponderEliminarCoincido con usted en no circunscribir la innovación a lo tecnológico. En ese sentido, sí es importante la creatividad del docente para favorecer procesos que innoven su propia práctica pedagógica. Al respecto del comentario que hace sobre la experiencia del blog al que refiere, es justo algo que comentaba recientemente como una posibilidad para generar ambientes de aprendizaje diferente. No sólo para anidar recursos, finalmente no es la naturaleza propia de un blog, sino para abrir un espacio de dialogo donde el ejercicio esté vinculado, ahí sí, a diversos fuentes desde donde favorecer los diálogos constructivos.