De la lectura como práctica social y para la alfabetización


Yolanda González de la Torre, José Jiménez Mora y Jorge Ignacio Rosas, en su texto "Prácticas lectoras de estudiantes universitarios con fines de escritura académica" (2016), entre otros aspectos que destacan es reconocer que la lectura supone una práctica socio-cultural; la misma que en el terreno de la formación universitaria, contribuye signficativamente al desarrollo de habilidades y conocimientos, para terminar por destacar que las prácticas de lectura y escritura suponen proceso cognitivos que todo universitario debe adquirir, desarrollar y consolidar.

No obstante, ellos como otros autores (Arévalo Piña, 2018; Peredo Merlo, 2015), sea a través de resultados de investigación como de ejercicios reflexivos, señalan la -cada vez más evidente-, dificultad que a nivel universitario observa la ausencia de prácticas y hábitos de lectura entre los estudiantes, repercutiendo en la dificultad para desarrollar competencias propias de todo proceso de alfabetización académica.

En esa tesitura, la falta de algunos dominios que no se han adquirido en los niveles educativos precedentes, sin duda dificultan la tarea de enseñar, por ende el aprendizaje alcanza a complejizarse, de allí los dilemas que en la universidad se observan para planear actividades, dinámicas, tareas que tengan como un elemento de entrada y salida en las evidencias de aprendizaje y el aprovechamiento, la lectura y producción de un texto académico. 

Dicho esto, pareciera que -cada vez más-, a nivel de posgrado llegan estudiantes con deficientes hábitos de lectura, lo que no se tendría que disculpar pero sí redimensionar, pues si bien a ese nivel no se trata de enseñar a leer para comprender textos especializados, pues se está ante un grupo de estudiantes que, mal que bien, ya son profesionista, sí es cierto que institucionalmente se deben atender problemas como éste. Al respecto de ello, algunos algunos (Arévalo Piña, 2018; Escalante Ferrer, 2016) observan un problema estructural casi sistémico como resultado de lo que no se ha hecho por parte de los centros educativos, como de los propios posgraduantes. 

Lo cierto es que no dejan de ser estudiantes, por lo tanto, siguiendo a Moreno Bayardo, se está ante un dilema que institucionalmente, tendría que atenderse,  al quedar vinculado a un "

proceso  formación para la investigación" [el subrayado desde el original] (2011, p. 63), donde pareciera en se privilegia la lectura como "sinónimo de solidez en la formación del doctorando" (p.64), sin detenerse a problematizar sobre las condiciones desde dónde ese estudiante lee; por lo que las prácticas pedagógicas que se recrean y reproducen como únicas alternativas en los programados doctorales suelen ser los Seminarios de investigación, en donde y de acuerdo a los resultados de su estudio, muchas veces no cumplen con las expectativas de los estudiantes. 

Sin duda se está ante una complicada situación que demanda la concurrencia de todos los estamentos para favorecer el desarrollo de prácticas lectoras entre los universitarios, que terminen por ser ejercicios y experiencias socioculturales en términos de hábito constituyentes del ser sujetos cognoscentes con voluntad para indagar y conocer más sobre los objetos disciplinarios por los que apuestan en un programa doctoral.

A partir de estas consideraciones te proponemos revisar un par de lecturas, a partir de las cuales contribuyas a analizar y reflexionar sobre este fenómeno, para lo cual se te plantea lo siguiente:

  1. Revisar las lecturas: "El papel de la lectura en la construcción de un objeto de estudio", el primer capítulo del libro Habilidades complejas de lectura en el posgrado ¿Formación o disonancia? y "Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto"
  2. Hecha las lecturas comparte con nosotros algún apunte sobre aquello que te haya llamado la atención en ambos textos, en donde puedas también destacar los retos que como estudiantes de doctorado tienes.
  3. Tu comentario deberá alcanzar un máximo de 500 palabras. 
  4. Recuerda que esta actividad se vincula a la programación de EMINUS, nuestra plataforma institucional, por lo que se te vuelve a sugerir que desde ingreses o bien que dejes alguna nota para confirmar que has realizado la actividad vinculando aquella plataforma con nuestro blog. 
  5. Así también se te sugiere en esta ocasión participar como usuario y no como autor. Sólo en caso de alguna dificultad técnica, hazlo como autor. 

Fuentes de referencia

  • Arévalo Piña, J. M (2018). "El proceso de alfabetización en el postgrado. De la función epistémica a la difusión del conocimiento", Espirales, Revista multidisciplinaria de investigación, 83-92.
  • Caldera-Franco, M., Tarango, J., Machin-Mastromatteo y Vázquez-Guzmán, V. (2020). "Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento:de literatura gris a medición del impacto", Iber-sid, 14(2), 31-37.
  • Escalante Ferrer, A. E. y García Pascacio, L. E. (2016). "La formación de investigadores en el posgrado en México: ¿Una tarea solo del docente?, Edetania 50, 159-173.
  • Peredo Berlo, M. A. (2016). "Lectura y ciencia en diversos posgrados y disciplinas", Revista Educación Superior, 45(180), 41-54.
  • Peredo Merlo, M. A. (2012)  Habilidades complejas de lectura en posgrado. ¿Formación y disonancia?, Editorial Universitaria/Colegio de Jalisco.
  • Moreno Bayardo, Ma. G. (2011). "La formación de investigadores como elemento para la consolidación de la investigación en la universidad", Revista de la educación superior, 11(2), 58-78.

Comentarios

  1. Uno de los retos más notables para quienes nos enfrentamos a una formación doctoral, radica en la pertinencia de la construcción del objeto de estudio a la par que se van desarrollando y ensayando diversas habilidades para la investigación en el marco de las comunidades científicas (Peredo, 2012) a las que se hace referencia en los textos, pues en tanto comunidades dialógicas, podrían eventualmente conformar una serie de ideas sobre lo investigativo, como puede ser, de entrada, el rastreo, procesamiento y sistematización de información en donde juegan un papel importante los esfuerzos individuales por analizar y superar la “literalidad de la información” (Peredo, 2012, p.22) para posibilitar un nuevo conocimiento (Caldera, Tarango, Machin y Velazquez, 2020).

    Por ello es importante llevar a cabo procesos reflexivos frente a la diversidad de textualidades de las cuáles nos vamos haciendo en nuestra búsqueda y conquista –como hemos reflexionado en otras actividades- del objeto de estudio, una empresa no fácil que requiere un esfuerzo en la organización de una agenda que abone y al mismo tiempo equilibre las actividades que se demandarán en los seminarios de los que participaremos, pero al mismo tiempo que permita orientar los esfuerzos en el acceso y procesamiento de diversas fuentes informativas, cuyos textos sean pertinentes alrededor de nuestro fenómeno de estudio. Aquí sin duda que el papel que asumimos en tanto doctorantes debería pasar por la conformación de diversas estrategias para nivelar nuestras habilidades frente a los procesos de lectura y escritura, de igual forma para posibilitar el paso de un lector pasivo al autor, lo que implica “un esfuerzo cognitivo de alta complejidad” (Peredo, 2012, p.18), al estar en una posición de estudiante frente a un programa doctoral, se entiende que existen diversos retos, en mi caso, estos tienen que ver con la reorganización de la agenda para añadir nuevos hábitos lectores que complementen mis estrategias, a lo que me refiero es al establecimiento de los tiempos de forma muy puntual, pues si bien me encuentro familiarizado con lecturas académicas, es importante incrementarlas, así como comenzar a familiarizarme con metodologías de carácter cualitativo y cuantitativo a manera de ir configurando representaciones sobre lo que en términos del trabajo empírico, demandaría la naturaleza del trabajo de tesis.

    Caldera F., Tarango, J., Machin, J. y Vazquez, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Revista Ibersid. 14:2 jul.-dic, pp. 31-37. ISSN 1888-0967. Disponible en: https://bit.ly/37H1hG9
    Peredo Merlo, M. A. (2012). Habilidades complejas de lectura en posgrado. ¿Formación y disonancia?, Editorial Universitaria/Colegio de Jalisco. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/coljal/20170524034945/pdf_1336.pdf

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  2. Lalo:
    Como bien apuntas el reto de formarse en un doctorado pasa por distinto ámbitos, que van de lo cognitivo a lo propiamente heurístico, de allí que se importante que cada estudiante parta de reconocer aquello que le supone una fortaleza frente a las debilidades que, invariablemente, todos tenemos. A partir de aquí, reconocer que una de las claves reside en la alfabetización académica, para lo cual la lectura de textos especializados es un práctica que debe pasar a ser un hábito. En ello, por supuesto la disposición de tiempo es imprescindible, por lo que coincido contigo para saber organizarse.

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  3. Quisiera comenzar mi aporte con la exposición de mi vivencia académica, y es que a pesar de que en mi hogar nos orientaron hacia la lectura (mis padres a mi hermano y a mí) desconocíamos las herramientas necesarias para la búsqueda, desarrollo y comunicación de textos científicos. Una vez que me encontraba realizando la tesis en la universidad, me encontré con obstáculos pues dentro de mi formación académica no se desarrollaron competencias investigativas las cuales son necesarias y básicas para poder realizar un trabajo como este, fue hasta la maestría en donde me orientaron e hicieron un trabajo intensivo para que obtuviera éstas competencias, y una de ellas es la lectura orientada a la comprensión para el desarrollo de textos científicos, lo cual concuerda con lo expuesto por Peredo Merlo (2012), pues ella comunica, que el déficit de habilidades de compresión lectora que los alumnos de posgrado tienen, se debe a la mala formación académica de los estudiantes desde que inician en su educación.
    En cuanto al desarrollo de la formación académica en los estudiantes Caldera Tarango et al. (2020) concuerdan en esto, pues señala que:

    La formación de investigadores a través de estudios doctorales debe suceder necesariamente como un proceso. Contrario a ello, su evaluación sólo como documento ha resultado limitativa, ya que se centra sólo en su estructura, originalidad, consistencia, redacción y presentación formal, incluso en el acceso a premios extraordinarios (López Yepes et al. 2008). (p.32).

    La generación de los documentos es claro! un avance, el cual se obtiene de primera mano como un producto de calidad en los programas doctorales, pero lo que es verdaderamente importante a mi parecer, es la formación de investigadores los cuales tendrán las competencias necesarias para construir un objeto de estudio, investigarlo y proponer soluciones a los problemas de la sociedad actual, como lo señala Caldera Tarango et al. (2020):

    La formación de investigadores tiene como primer producto formal a las tesis doctorales de calidad. Empero, el proceso no termina ahí, sino que se demanda el surgimiento de un emprendimiento social, en función de los intereses generales en el ámbito socioeconómico de una comunidad específica (Jiménez Barrera, 2018; Wang, Charoenmuang, Knobloch y Tormoehlen, 2020). (p. 32).

    Me parece que la clave para la construcción de un objeto de estudio a nivel doctoral es precisamente contar con las competencias investigadoras necesarias para el desarrollo de éste, y una que es pilar para este trabajo es la lectura con comprensión y crítica, lo cual generará la apropiación y generación de nuevas ideas, las cuales podrán ser plasmadas, generando escritos con valor dentro de la comunidad científica, como lo muestra Peredo Merlo (2012):

    Esto significa que el alumno está capacitado para leer más allá de la literalidad del texto, para analizar y conectar ideas abstractas, identificar escuelas de pensamiento, ubicar autores y dialogar con todo este entramado teórico, y a partir de ahí generar ideas propias. (p. 17).


    Caldera F., Tarango, J., Machin, J. y Vazquez, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Revista Ibersid. 14:2 jul.-dic, pp. 31-37. ISSN 1888-0967. Disponible en: https://bit.ly/37H1hG9
    Peredo Merlo, M. A. (2012). Habilidades complejas de lectura en posgrado. ¿Formación y disonancia?, Editorial Universitaria/Colegio de Jalisco. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/coljal/20170524034945/pdf_1336.pdf



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    1. Erandy:
      Gracias por su contribución.
      En efecto, la formación en investigación en la universidad suele ser deficiente por muchas razones, sin embargo, al ingresar a un programa de posgrado, los compromisos recaen en los estudiantes, por lo tanto son los agentes educativos que más deben procurar generar las condiciones para poder dar solidez a su formación, pero sobre todo a la forma en que construyen sus objetos de estudio. Y ahí, la lectura es imprescindible, por ende, toca a cada uno de los estudiantes partir de reconocer de qué se está hecho y lo que es más conveniente para trazar un agenda formativa particular.

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  4. Ambos textos me parecieron sumamente interesantes, pero sobre todo, me parecieron textos muy ad hoc con el momento que estamos viviendo como doctorantes recién ingresados a la formación en posgrado, en el cual estamos iniciando nuestras relaciones íntimas con nuestro objeto de estudio y además estamos apropiándonos del papel de estudiantes de doctorado; creo que estamos viviendo un periodo de transición y adaptación que en algunos casos, como el mío, ha tenido un par de tropezones, pero confió en que con trabajo, dedicación y perseverancia encontraremos la estabilidad que nos permita, me permita, pasos más firmes y estables.
    En el texto de Peredo Merlo, particularmente la frase “no es lo mismo leer para aprender e informarse que para desarrollar un trabajo académico como la tesis doctoral” (2012, p. 24), me hizo reflexionar acerca de mis hábitos lectores, como he compartido previamente, para mi la lectura es va más allá de un hobbie, siendo de alguna forma incluso una pasión, una válvula de escape, sin embargo, mi lectura, esa lectura no es formal y/o académica y al ingresar al doctorado me he enfrentado con el reto de reestructurar mis hábitos lectores, adoptando una lectura formal, una lectura académica cuyo objetivo está en pos del desarrollo de mi tesis doctoral, no ha sido sencillo, estoy trabajando en estrategias que me posibiliten una lectura más ágil, pero sobre todo, debo trabajar en mi atención y concentración. Mi reto en el ámbito de la lectura es transformar estar lectura académica y formal de una tarea a parte de mi hobbie y pasión lectora.
    En lo referente al texto de Caldera-Franco, M., Tarango, J., Machin-Mastromatteo y Vázquez-Guzmán, V. (2020), llamó mucho mi atención el tema del impacto social de las investigaciones llevadas a cabo en programas de doctorales, si bien parte de los requisitos de los que se habla al plantear un objeto de estudio son la pertinencia, actualidad e impacto social del mismo, el texto me invitó a reflexionar acerca de la cantidad de tesis doctorales que se producen cada ciclo escolar y en la posibilidad de que muchas de esas investigaciones se conviertan en literatura gris, por supuesto pensé en mi objeto de mi investigación y en lo que será mi tesis doctoral, cuando llegue el momento, y considero que en este aspecto mi reto es trabajar si, en la calidad de mi investigación, pero sobre todo en la relevancia de mi objeto de estudio y en las metas de mi investigación, esto más allá de un reto debe ser mi compromiso como investigador en formación.

    Caldera-Franco, M., Tarango, J., Machin-Mastromatteo y Vázquez-Guzmán, V. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Iber-sid, 14(2), 31-37.
    Peredo Merlo, M. A. (2012). El papel de la lectura en la construcción de un objeto de estudio. En Habilidades complejas de lectura en posgrado: ¿Formación y disonancia? Universidad de Guadalajara, El Colegio de Jalisco.

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    1. Saraí:
      Gracias por su participación.
      Recupero de lo que usted plantea el foco de interés que sobre la pertinencia y aporte una tesis doctoral debe suponer. Efectivamente, cada ciclo escolar se producen decenas de tesis doctorales, desafortunadamente por diversas razones, la mayoría de ellas quedan en el olvido. De allí que el reto sea consolidar un objeto de estudio que aporte, para lo cual será importante recrearse en su abordaje no sólo reflexionándolo y apuntalándolo, sino también socializándolo. He ahí la tarea de difusión que también debe colocarse en la mira de quien se forma en un doctorado. En ello también los hábitos lectores serán fundamentales, por todo lo que representa de cara a la propia formación doctoral y la consolidación de los objetos de estudio.

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  5. Lo que más llama mi atención de las lecturas es la contribución que realizan las tesis doctorales en la formación de investigadores. De igual modo, se destaca la formación académica doctoral implica un desarrollo de habilidades analíticas que permita al futuro investigador interpretar información, discriminar y pensar de forma independiente.
    Caldera Franco et al. (2020) afirman que esta formación académica doctoral debe lograr una inclusión de elementos de impacto económico-social y práctica social. No obstante, se suele olvidar esta visión en los egresados en su comportamiento laboral inmediato al obtener el grado, ya que esta debería ser necesaria para obtener información para el perfeccionamiento continuo en la formación doctoral.
    Por su parte, Peredo Merlo (2012) menciona que la tesis de doctorado demanda una serie de habilidades investigativas que el estudiante de posgrado ya debería poseer en el proceso formativo doctoral. Sin embargo, el bajo nivel formativo de los estudiantes ha complicado el paso de estos en sus estudios superiores y en consecuencia el profesorado se ha visto en serias dificultades para atender estos problemas.
    Considero que el estudio de un doctorado conlleva estar inmerso en un proceso que permita alcanzar un desempeño académico en habilidades de lectura y escritura que frecuentemente puede representar un obstáculo en la formación de posgrado.
    Asimismo, es importante destacar que el doctorando deberá de ser capaz de acceder y recupera información, siendo una tarea absolutamente indispensable para la vida académica. En este sentido, la alfabetización académica resulta de suma ayuda para que el investigador en formación logre expresarse y comunicarse.
    El nivel superior requiere que sus estudiantes analicen y apliquen el conocimiento de forma autónoma. La lectura académica representa un eje fundamental en el estudiante de doctorado, ya que esta demanda una importante actividad cognitiva que deberá poseer para la elaboración de su tesis doctoral.

    Caldera Franco, M., Tarango, J., Machin Mastromatteo, J. D., y Vazquez Guzman, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Revista IBERSID, 2(1), 31–37. https://bit.ly/37H1hG9
    Peredo Merlo, M. A. (2012). El papel de la lectura en la construcción de un objeto de estudio. In Habilidades complejas de lectura en el posgrado ¿Formación o disonancia? (pp. 17–30). http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/coljal/20170524034945/pdf_1336.pdf


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    1. José Luis:
      Gracias por su contribución.
      Coincido con usted sobre la importante que en la formación de un estudiante de doctorado, tiene la realización de su tesis; para lo cual, entre las habilidades que no adquirió en su etapa anterior pero aquí debe fortalecer, se encuentra la lectura y la escritura. Dos destrezas que son vinculantes o componen un todo al que se debe aspirar. De allí que no sean pocos los autores que plantean que cuanto más se lee, más se aprende y desarrolla un pensamiento crítico-creativo, pero también más facilidad se tiene para producir un texto académico. Esa, es una de las tareas obligadas que hoy tiene como estudiante de doctorado.

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  6. Algo que es común en las juntas académicas en las que participo, es el comentario de mis compañeros respecto a la dificultad de los estudiantes para interpretar textos académicos en su lengua materna, misma que relacionan con la deficiencia para comprender textos en una lengua extranjera (LE). En su artículo “Lectura y escritura en segunda lengua en relación a primera lengua, vocabulario, y antecedentes de aprendizaje”, Minkyung, Crossley, & Byeong-Kweon (2020), soportan la hipótesis de esta interdependencia lingüística, y si bien este estudio es solo uno de los muchos que comprueban que el comentario en juntas es acertado, en ninguna de esas ocasiones los he escuchado aportar ideas dirigidas a solucionar dicha situación, y siempre me ha parecido una justificación de nuestra labor como docentes y el bajo desempeño de nuestros estudiantes en su comprensión lectora en LE. A este respecto Peredo (2012) se percata de las deficiencias en la enseñanza en diferentes niveles escolares y como los profesores reconocen el problema, pero no saben como enfrentarlo posiblemente debido a su falta de formación.

    En este contexto, podemos expresar que la mayoría de los estudiantes han sufrido de dicha deficiencia en su formación académica y este es un mal del cual también sufren la mayoría de los estudiantes de doctorado ya que “su aprendizaje, desempeño y productividad académica se basa en habilidades de lectura y escritura” (Peredo, 2012, p. 17). Cuando el estudiante de doctorado no tuvo un entrenamiento previo o la complejidad cognitiva de pensamiento que las lecturas demandan, se encontrará con su primer reto, ya que de acuerdo con Peredo (2012), “la organización de los cursos exigen el estar capacitado para leer más allá de la literalidad del texto, para analizar y conectar ideas abstractas, identificar escuelas de pensamiento, ubicar autores y dialogar con todo este entramado teórico, y a partir de todo esto generar sus propias ideas” (p. 17).

    Otros de los retos a afrontar es que durante el proceso formativo de los doctorantes deberá ser más importante el impacto y contribución social del programa académico que el desarrollo de la tesis. Desde el punto de vista de Caldera, Tarango, Machin & Velázquez (2020), la formación de investigadores a través de estudios doctorales debe seguir un proceso y no solo centrarse en la estructura, originalidad, consistencia, redacción y presentación formal de la tesis.

    Esto no significa que debemos dejar de lado la importancia en la construcción del objeto de conocimiento. Por tanto, y de acuerdo con Caldera, et al., (2020) el investigador en formación deberá tener en cuenta la consistencia interna del objeto de conocimiento, es decir la calidad del documento a partir de las fuentes de referencia utilizadas; el impacto del objeto de conocimiento, dimensión que considera la generación de conocimiento durante los estudios de doctorado; el efecto del objeto de conocimiento en el sujeto como investigador, es decir las diversas acciones científicas, académicas y laborales que experimenta el sujeto a partir de la obtención del grado; y las consecuencias colectivas del sujeto en entornos de investigación, o lo que es lo mismo, el involucramiento en nuevos proyectos de investigación y formas de cooperación en entidades académico-científico diferentes a las que laboralmente se desempeña.


    Referencias

    Caldera-Fanco, M., Tarango, J., Machin-Mastromatteo, J. D., & Vazquez-Guzman, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Ibersid, 14(2), 31-37.

    Minkyung, K., Crossley, S. A., & Byeong-Kweon, K. (2020). Second language reading and writing in relation to first language, vocabulary knowlegde, and learning backgrounds. International Journal of Bilingual Education and Biligualims.

    Peredo Merlo, M. A. (2012). Habilidades complejas de lectura en el posgrado: ¿Formación o disonancia? (1 ed.). Guadalajara, Jalisco: Universidad de Guadalajara: El colegio de Jalisco.


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    1. Julio César:
      Gracias por su participación.
      Destacaría lo último que plantea al hablar de la importancia del objeto de estudio en la formación doctoral, sobre lo cual puntualizaría algunos aspectos que quiero no quede escondidos en los implícitos que usted deja entrever. Si se entiende la construcción de un objeto de estudio como un ejercicio de problematización disciplinaria, sin ninguna duda, cuanto más se conozca empírica y teóricamente el campo de conocimiento donde se sitúa, la disciplina desde la que se procura conquistar, mejores condiciones se tendrán para tejer argumentos teóricos, críticos y reflexivos que se asuma como investigador. Por ello, cuando hoy se habla de lectura para problematizar, no sólo se habla de un proceso de decodificación del texto escrito, sino de textos socioculturales, tal y como lo plantean los hermenéutas. Ahí, hay mucho por hacer, pues como dicen los autores leídos, hasta en el doctorado se están teniendo deficiencias y los hábitos de lectura, por ende la comprensión desde la propia complejidad que supone un objeto de conocimiento.

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  7. En el texto de Peredo (2012) me parece interesante el planteamiento que hace sobre las actividades que el estudiante desarrolla dentro de su proceso de formación, en el que la lectura académica debe servir para delimitar el objeto de estudio y tomar decisiones conceptuales y procedimentales en el trabajo de investigación. Sin embargo, para que esto sea así, parte fundamental del proceso de alfabetización académica recae en la alfabetización informacional, ya que el estudiante:

    Debe utilizar los nuevos formatos electrónicos de búsqueda de fuentes documentales, bases de datos, generales y específicas, seleccionar, evaluar calidad y utilizar líneas de búsqueda cada vez con mayor precisión y prever las estrategias que utilizará para no perderse en el nuevo mundo de la información. (Peredo, 2012, p. 20)

    En lo personal reconozco que he padecido el fenómeno de la infoxicación (Casas-Mas, 2014), al carecer de conocimientos avanzados para la búsqueda y gestión de la información, lo que ha ocasionado que tenga problemas en la organización de documentos, perdida de tiempo y saturación de información por la falta de un método de análisis sistemático y delimitado de la literatura. En ese sentido, concuerdo con la autora en la importante relación que se establece entre la lectura académica y las estrategias para la búsqueda, gestión y evaluación de la misma.

    Del texto de Caldera et al. (2020), llamó mi atención los resultados de la primera dimensión de análisis planteada por los autores, la cual está enfocada en observar la consistencia interna de las tesis. A partir de esto, se establece una relación implícita entre los tipos de fuentes consultadas con la calidad del documento. Dos de las conclusiones me resultan significativas en el contexto de la discusión sobre la lectura académica; la primera es la obsolescencia de las fuentes manejadas en los trabajos de investigación, como una característica no deseable; la segunda, es el bajo porcentaje de tesis doctorales como fuentes de información, lo que señala un amplio desconocimiento, desconfianza o inaccesibilidad de las mismas, haciendo de esto una gran ironía. Sin embargo, esto podría estar más asociado a las dificultades por acceder a este tipo de documentos, ya que es común referenciar artículos académicos que se desprenden de estas investigaciones, lo que deja ver problemas de accesibilidad, más que de confianza en la calidad de los contenidos de las tesis. También podría estar asociado a la extensión de los documentos y la practicidad de trabajar con textos que abordan el objeto de estudio de manera mucho más concreta.

    Caldera F., Tarango, J., Machin, J. y Vazquez, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Ibersid, 14(2), pp. 31-37. https://bit.ly/37H1hG9
    Casas-Mas, Belén (2014). Infoxicación a través de los medios de comunicación. Ámbitos. Revista Internacional de Comunicación, (24).
    https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=168/16832255001
    Peredo Merlo, M. A. (2012). Habilidades complejas de lectura en posgrado. ¿Formación y disonancia?, Editorial Universitaria/Colegio de Jalisco. http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/coljal/20170524034945/pdf_1336.pdf

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    1. Ale:
      Gracias por su participación.
      Destaco en su comentario la referencia que hace a esa ausencia de referencia en la propia formación doctoral, de las mismas tesis doctorales. Digo esto porque ha sido justo lo que ha movido el interés para acercarse a fuentes que tienen vinculo con el conocimiento generado en torno a la investigación educativa a nivel doctoral. Lo otro es la necesidad, como apunta, de encontrar un método que favorezca la consulta de fuentes pertinentes, de ahí que sea clave las competencias y grados de alfabetización académica que tenga un doctorante. Por ello, se coincide en que la clave está en tener prácticas y hábitos lectores, pero también la adquisición y consolidación de habilidades digitales. Un tarea que poco a poco tiene cabida en los programas doctorales, pero que toca a cada uno de los estudiantes, dimensionar su importancia.

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  8. Como se menciona en el texto de Peredo (2012, p. 18) es muy importante hacer hincapié en la alfabetización académica, ya que ésta se refiere a los modos particulares de leer y escribir que posee cada disciplina y a la que se enfrentan los estudiantes universitarios.

    El éxito en el nivel universitario depende principalmente de los atributos preuniversitarios existentes, incluido el dominio de algunas habilidades académicas fundamentales. Estos incluyen: lectura, escritura, pensamiento crítico, presentación oral y alfabetización mediática. A pesar de la importancia de estas habilidades para el éxito académico, los profesores rara vez las enseñan. Por lo general, las dan por sentado, ya que tienden a presuponer que todos los estudiantes ya adquirieron estas habilidades como parte de su educación. La realidad es que la mayoría de los estudiantes carecen de habilidades académicas de lectura. Por lo tanto, la mayoría de los estudiantes emplean estrategias no universitarias para leer textos académicos, lo que da como resultado que los estudiantes adopten un enfoque superficial de la lectura.

    Lo que pretende la alfabetización académica es ayudar a familiarizarse con las formas de ser, pensar, escribir y ver el mundo de los expertos en la disciplina. La lectura de textos académicos publicados por esos expertos disciplinarios permite a los estudiantes sumergirse en la cultura de la disciplina y facilita el aprendizaje de sus convenciones, discurso, habilidades y conocimientos. Pero, esto solo es posible si los estudiantes adoptan un enfoque profundo de la lectura.

    Los estudiantes que adoptan un enfoque superficial de la lectura generalmente consideran esta información como hechos aislados y desvinculados. Esto conduce a la retención superficial del material para los exámenes y no promueve la comprensión o la retención a largo plazo del conocimiento y la información. En contraste, un enfoque profundo de la lectura es un enfoque en el que el lector usa habilidades cognitivas de orden superior, como la capacidad de analizar, sintetizar, resolver problemas y pensar conscientemente para negociar significados con el autor y construir un nuevo significado a partir del texto. El lector profundo se concentra en el mensaje de la autora, en las ideas que está tratando de transmitir, la línea de argumentación y la estructura de la argumentación. El lector establece conexiones con conceptos y principios ya conocidos y utiliza este entendimiento para resolver problemas en nuevos contextos.

    Algo que llamó mucho mi atención del artículo de Caldera-Franco et al (2020), es la forma en como utiliza la cadena de valor para poder representar la pertinencia de la investigación, especialmente cuando hace referencia a que “las tesis doctorales en sí se convierten sólo en un eslabón de un proceso, a través de la afinidad de un conjunto de fases intermedias que constituyen un proceso”, debido a que muchas veces las tesis doctorales no llevan consigo una continuidad, simplemente funcionan como un requisito para poder obtener el grado.

    Fuentes de referencia:

    Caldera F., Tarango, J., Machin, J. y Vazquez, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Revista Ibersid. 14:2 jul.-dic, pp. 31-37. ISSN 1888-0967. Disponible en: https://bit.ly/37H1hG9

    Peredo Merlo, M. A. (2012). Habilidades complejas de lectura en posgrado. ¿Formación y disonancia?, Editorial Universitaria/Colegio de Jalisco. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/coljal/20170524034945/pdf_1336.pdf

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    2. Marcos:
      Gracias por su participación.
      En el caso del apunte que se hace sobre la naturaleza de la tesis, coincido en que muchas veces las tesis son ese eslabón o requisito con el que se debe cumplir para obtener el grado; sin embargo, también es cierto que hay otros casos, particularmente de quienes ya tienen tras de sí una trayectoria académica, que esa tesis es un punto de inflexión en la consolidación de sus líneas de investigación, por lo que resulta imprescindible que el objeto de estudio se ubique en un ámbito de interés disciplinario sobre el que ya se tenga una experiencia. Por ello, las llamadas LGAC que cultiva un docente investigador, son importantes, y ahí la tesis puede ser una significativa contribución; por eso es importante que el objeto sea pertinencia, oportuno, y que aporte al campo disciplinario como al conocimiento del propio doctorante.

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  9. Me parece muy interesante lo que comenta (Peredo, 2012, p.18) “Una tarea indispensable para un estudiante de doctorado es la elaboración de una tesis original, que desde luego demanda muchas habilidades investigativas, pero una fundamental y quizá de las primeras es la construcción de un objeto de estudio.”Como parte de lo que hoy como estudiante de doctorado estoy desarrollando son estas habilidades investigativas que se mencionan y como primera instancia todo lo que se esta trabajando alrededor del objeto de estudio me permiten tener la seguridad que estamos siguiendo el camino correcto pues quienes nos están guiando tienen amplia experiencia y profesionalismo.

    Como parte de lo que plantea (Peredo, 2012, p.22) sobre que “reflexionar y evaluar es la piedra angular de una lectura analítica indispensable para la vida académica; es ir más allá de la información literal o implícita”, es justo lo que desde el principio se nos comentó que la lectura era primordial en este doctorado, pero sobretodo la reflexión y el poder interpretar y comprender las lecturas.

    En el mismo contexto concuerdo con Caldera, et al., (2020) en su artículo “Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento:de literatura gris a medición del impacto , la forma en la que hace referencia a la formación de los investigadores a través de sus estudios doctorales debe suceder necesariamente como un proceso así como cuando señala que:”La formación de investigadores tiene como primer producto formal a las tesis doctorales de calidad”, el proceso que realicemos a lo largo de este doctorado nos permitirá llegar a obtener una tesis de calidad que cumpla con las características que se requieran identificando el seguimiento e impacto que esta tendrá.

    Desde mi experiencia para poder desarrollar las habilidades investigativas así como hacer una tesis de calidad es fundamental una compresión de la lectura , pero sobretodo una disciplina para este ejercicio de reflexión, evaluación, interpretación y dedicación , se que no es un camino fácil pero las herramientas y la motivación que nos proporcionan, el seguimiento así como el proceso que estamos siguiendo nos permitiran lograr los objetivos que se nos presenten a lo largo del doctorado.

    Caldera F., Tarango, J., Machin, J. y Vazquez, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Revista Ibersid. 14:2 jul.-dic, pp. 31-37. ISSN 1888-0967. https://bit.ly/37H1hG9

    Peredo Merlo, M. A. (2012). Habilidades complejas de lectura en posgrado. ¿Formación y disonancia?, Editorial Universitaria/Colegio de Jalisco. http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/coljal/20170524034945/pdf_1336.pdf

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    1. Pili:
      Gracias por su contribución.
      A partir de lo que señala Peredo Merlo (2012) sobre la necesidad de generar experiencias lectoras que favorezcan el desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo para ensanchar la vida académica, se tiene entonces que a nivel doctoral, cuando se supone que se forma para ser investigadores, es el estadio formativo donde más se deben consolidar tales prácticas lectoras; sin embargo, como también apuntan Caldera y compañía, es importante que las tesis abonen favorablemente a esa cultura, a partir de la innovación o novedoso de un objeto, que favorece el análisis y la compresión mejor de un problema educativo.

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  10. Puedo crear una lista de los retos que como estudiante de doctorado confronto todos los días. Para comenzar, la cantidad de lecturas que reviso para mí no son lo suficiente, es decir, tengo que leer más sobre mi objeto de estudio y posteriormente organizar las lecturas que he hecho y utilizado para mis avances. Siendo honesto, el reto más grande es escribir, esto se debe principalmente tanto al temor de no ser claro con mis ideas como al de no complacer a la audiencia o lector. Después haber leído ambas lecturas me doy cuenta que ser alumno de doctorado debe ser un proceso formativo. En lo que a las expectativas de una formación doctoral concierne, Caldera-Franco, Machin- Mastromatteo y Vázquez Guzmán (2020) argumentan que ciertos indicadores de eficiencia con los que podemos entender debe cumplir la propia institución, llegan a provocar que el proceso formativo de un doctorante se centralice en el desarrollo de la tesis, en vez de en el impacto y la aportación al programa académico o área de estudio en sí misma. Caldera-Franco et al. (2020) añaden que la formación de investigadores a través de un programa doctoral debe ser vista obligatoriamente como un proceso, es decir, el proceso formativo de un estudiante no solo consiste de escribir la tesis sino el desarrollo de habilidades y competencias investigativas. Desde la perspectiva de Peredo-Merlo (2012) un alumno de posgrado en el área de ciencias sociales obtendrá su aprendizaje, desempeño y productividad académica desde las habilidades de lectura y escritura. Peredo-Merlo reconoce que un curso se sostiene esencialmente en lecturas propuestas por el docente que son expuestas, analizadas y discutidas entre los alumnos; esto significa que un alumno deberá tener, y mejorar su habilidades para: analizar y conectar ideas complejas, identificar escuelas de pensamiento, reconocer autores, conectar ideas para poder generar nuevas o propias ideas. No obstante, Peredo-Merlo pone en duda si un alumno está capacitado para realizar dichas actividades en un doctorado y si un docente puede reconocer las dificultades que puede atravesar para llegar a poseerlas. Esto me lleva a conjeturar que la formación de un estudiante de posgrado se llega a complicar debido a las exigencias y ritmo de trabajo que llevan los formadores, quienes a su vez deben cumplir con las exigencias del programa y la institución. Entiendo que el alcance de la formación que he de adquirir en los próximos años está en mis manos y reconozco que es un proceso que debe continuar aún después de que mi estancia en este programa haya concluido.



    Caldera Franco, M., Tarango, J., Machin Mastromatteo, J. D., y Vazquez Guzman, D. (2020). Evaluación de la pertinencia de tesis doctorales como objetos de conocimiento: de literatura gris a medición del impacto. Revista IBERSID, 2(1), 31–37. https://bit.ly/37H1hG9
    Peredo Merlo, M. A. (2012). El papel de la lectura en la construcción de un objeto de estudio. In Habilidades complejas de lectura en el posgrado ¿Formación o disonancia? (pp. 17–30). http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/coljal/20170524034945/pdf_1336.pdf

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    1. Mario:
      Gracias por su contribución.
      Efectivamente, hay una diversidad de factores que inciden en las condiciones con que un estudiante de doctorado se enfrenta a un texto académico o especializado, para poderlo comprender. Y si bien es cierto los cursos formativos son importantes al formar parte de un mapa curricular y un plan de estudios, lo cierto es que apenas y son acercamientos, trazos itinerantes que deben fortalecerse y ampliarse desde la propia acción participativa del estudiante, quien después de una licenciatura, una maestría, ya trae tras de sí una trayectoria académica, que en el doctorado debe o puede potenciar. Lo cierto es que parece ser que en la realidad esto no ocurre; de ahí la complejidad de la tarea del docente como del propio doctorante, por lo que toca a cada uno de ello, también asumir una mirada crítica y reflexiva que permita reconocer esto, para definir itinerario educativos diversos para llegar a fortalecer más la formación de un doctorante.

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