Innovar o morir: el futuro de los docentes

 

                                                                

José Luis Hernández Marín. El término innovar, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), significa “alterar las cosas introduciendo novedades”. En este sentido, toda innovación supone un cambio, y el en el ambiente educativo supone una mejora de la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

En la época actual, la sociedad globalizada impone como resultado la expansión de la ciencia en el siglo XXI, la enseñanza basada en competencias es un reto y objetivo fundamental de la docencia en el nivel básico y medio, por tanto, el profesorado en su formación continua se ve en la necesidad de buscar la innovación, particularmente en el ámbito de la tecnología. 

En este contexto, Parra y Galindo (2016) describen que la formación del docente resulta ser insuficiente ante estos cambios, por lo que debe de estar a la vanguardia de los fenómenos que alertan su práctica pedagógica.

Antes del boom masivo del internet, los docentes solo impartían sus conocimientos a los estudiantes; es decir, la educación se centraba en el profesor, “los estudiantes ponen todo su enfoque en el docente, quien es el que habla y los alumnos exclusivamente escuchan” (REVOLUCIÓN EDUCATIVA, s/f). Pero desde que Google, YouTube y asistentes virtuales como Siri y Alexa comenzaron a responder preguntas, el papel de los docentes como transmisor de conocimientos ha quedado en el pasado. En otras palabras; cualquier buscador de internet contiene muchísimos más conocimientos y puede transmitirlos más rápidamente. 

Por una parte, Oppenheimer (2018) augura que uno de los escenarios posibles derivado del avance tecnológico aplicado al ámbito educativo, obligará a los docentes a reinventar sus oficios. El periodista menciona que a medida que desaparezca su antiguo papel de transmisores de conocimiento, que gradualmente estarán a cargo de robots y asistentes virtuales, los docentes tendrán la oportunidad de concentrarse en la dimensión ética de la educación. De la misma manera, podrán dedicar más tiempo a trabajar sobre las fortalezas y deficiencias de cada uno de sus estudiantes y estimularlos para ser más creativos y emprendedores.

                                                               

Por otra parte, el escenario en el que estamos hace que la innovación docente conlleve la obligación de desarrollar habilidades digitales que anteriormente no se tenían. Es una realidad reconocer que hay que reinventarnos, actualizarnos y poder adaptarnos al nuevo entorno en el que estamos sujetos hoy en día. 

Por último, es importante destacar que “la tecnología solamente es un medio, no es el fin, ni es una herramienta ni es un recurso que viene a resolver todos los problemas que tenemos en cuanto a los temas de la educación, es un apoyo” (Colegio de Humanidades de Guatemala, 2020).

Fuentes de referencia.

COLEGIO DE HUMANIDADES DE GUATEMALA. (30 de septiembre de 2020). Webinar: Transformación de la práctica docente hacia un modelo de educación digital. [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=fbbdSaN1zPo

Parra, E. y Galindo, D. (2016). Transformación de la práctica de los docentes seleccionados en el marco de la globalización. (Tesis de maestría). Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. Recuperado de: https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/19490/ParraSalcedoEdwinFabian2016.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Oppenheimer, A. (2018). ¡Sálvense quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización. DEBATE.

REVOLUCIÓN EDUCATIVA. (s/f). ¿Cómo es el aprendizaje centrado en el estudiante? Revolución Educativa. Recuperado de: https://revolucion-educativa.com/aprendizaje-centrado-en-el-estudiante/